Sin avisar se presenta con su acero ante mi puerta
un sicario a sueldo fijo, viene para saldar cuentas.
Que no estoy, le digo en alto, como queriendo ahuyentarlo
colocándole la espada al lado de mi costado.
-¿Siente el miedo?-, me pregunta. -¿Por qué viene?- le respondo,
-Le pregunté yo primero-... -Sí, pero yo le contesto
en función de su respuesta: ¿Qué hace aqui? ¿Por qué me busca?
-No le busco, señorita, reclama usted mi presencia.
Nunca voy de parte de otros, usted misma es quien me paga,
aparezco con mi espada, la desenvaino y sus ojos
la miran con desconsuelo sabiendo qué va después
de la cabeza a los pies, sólo me siente a mi, el miedo.
No se puede deshacer de quien se quita el sombrero
y tras saludar le ataca en los recuerdos primero,
luego ensarta las verdads y hace trizas los anhelos;
terror, pánico, horrror, miedo, ése es el peor justiciero.
1. Me encantó el post.
2. Me recordó algo, que en estos días me acompaña con insistencia (y más, mucho más, en mis sueños).
Diré que es el bastón de laca de Borges. Callo, por respeto, qué o quién es el bastón de laca.
El bastón de laca
María Kodama lo descubrió. Pese a su autoridad y a su firmeza, es curiosamente liviano. Quienes lo ven lo advierten; quienes lo advierten lo recuerdan.
Lo miro. Siento que es una parte de aquel imperio, infinito en el tiempo, que erigió su muralla para construir un recinto mágico.
Lo miro. Pienso en aquel Chuang Tzu que soñó que era una mariposa y que no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre.
Lo miro. Pienso en el artesano que trabajó el bambú y lo dobló para que mi mano derecha puediera calzar bien en el puño.
No sé si vive aún o si ha muerto.
No sé si es taoísta o budista o si interroga el libro de los sesenta y cuatro hexagramas.
No nos veremos nunca.
Está perdido entre novecientos treinta millones.
Algo, sin embargo, nos ata.
No es imposible que Alguien haya premeditado este vínculo.
No es imposible que el universo necesite este vínculo.
Jorge Luis Borges, "La cifra" Emecé. Buenos Aires. 1982.